Los
reflejos de Utopía no pueden ser vistos en el anime mientras este no conozca su
segundo nacimiento. Cuando el espectador ve los reflejos de Utopía en las
estructuras vitales del anime, es porque esta ante un casamiento de amor puro y
espiritual.
En los últimos tiempos, pocas
veces el alma y el cuerpo del anime recorren la senda donde deja sus huellas la
armonía. Cuando el anime deja de hacer
este recorrido, es cuestión de tiempo para que se borren estas huellas.
En otros caminos, el anime en
su embriaguez se entrega a lo absurdo y a lo perverso. Unos miembros del espectador brindan un
fuerte rechazo a esta actitud. Sus otros miembros: la mayoría, le dan una
cálida bienvenida. Lo sensato del espectador mira con horror la forma en que el
anime se niega a experimentar el segundo nacimiento.
Como algo existencial, el
anime es esencia y forma.
El anime no son propósitos,
ideas y emociones transmitidas mediante
un lenguaje animado. Tampoco es un lenguaje con el cual se transmite propósitos, ideas y emociones. Su esencia y
forma no solo es alma. Tampoco es solo es cuerpo.
El anime es un alma y un
cuerpo que están en sustancial unidad.
Es la unión fundamental entre los propósitos, ideas y emociones con el
lenguaje animado que los expresa. Dicha unidad entre el cuerpo y el alma es lo
que hace el anime sea anime.
El cuerpo y el alma del anime
son como el agua dentro de un recipiente redondo, donde el agua es la esencia y
la forma es la redondez que adquiere el agua.
Los constructores con sus
propósitos, inteligencias y ejecuciones, son quienes toman el agua del océano
del conocimiento. Son los que elaboran un recipiente a la que le someten a una
forma. Son los que depositan aquella agua en el recipiente elaborado.
Cuando los constructores
llevan al cuerpo y alma hacia el segundo nacimiento, el anime adquiere
transcendencia; vida para los siglos venideros.
Riqueza de lo sencillo,
armonía de bellezas intangibles. Fuego que puede calentar
corazones fríos e incendiar ánimas. Se conoció un segundo
nacimiento en el anime cuando se encendió la fogata con Clannad y Air.
Bellezas llenas de cultura mas cultura llena de bellezas. Resplandor que puede cegar por su misterio e intelecto. Ocurrió un segundo nacimiento cuando el anime dio a luz a Mushishi y Haibane Renmei.
Descubrimientos que paralizan. Verdades con espinas. Recorridos que pueden asombrar y conmocionar el espíritu. Se reveló un segundo nacimiento cuando el anime paralizó con Planetes y Monster.
La trascendencia de un anime
no puede ser una realidad mientras su unidad sustancial no tenga una armonía
elemental. Este estado no puede existir si antes el alma y el cuerpo no tienen
una fundamental armonía consigo mismos.
Aún cuando lo absurdo y
perverso vuela disfrazado de hermosura en los sueños del espectador, Utopía es
un lugar con el que este no puede evitar soñar.
El anime tiene intelecto y
voluntad, en el sentido en que estas son el reflejo del resultado de intelectos
y voluntades reales. Los constructores y el espectador son quienes causan este
reflejo.
Lo espiritual, intelectual y
emocional son los elementos del alma del anime tanto en esencia como en forma.
El anime por medio de voluntad
e intelecto, se hace de rasgos emocionales, intelectuales y espirituales.
Los elementos espirituales en
el anime son los principios constructivos de su comportamiento. Estos son los que producen admiración en el
espectador, mas así mismo lo inclinan a
bienes integrales como la valentía, la perseverancia, la sabiduría, el amor sin
egoísmo, etc.
Unos padres que hacen de la
felicidad de su hija, su premio y alegría. Una joven que abraza su dicha en el
invierno de los espíritus. Estos tesoros son propios de la belleza espiritual.
Los elementos intelectuales en
el anime son los argumentos, ideas y pensamientos sometidos a la coherencia, el orden y elemental
realidad. Son estos elementos los que
evitan estar sin rumbo o caer en el absurdo.
Lámparas que iluminan el
entendimiento. Razones pinceladas con filosofía y genialidad. Estas son
expresiones de la belleza intelectual.
Los elementos emocionales en
el anime son sus veranos, inviernos, primaveras y otoños. Son las expresiones
sensibles del anime.
Un ser inocente que llora en
los brazos de un espíritu afligido. Un ánima en pena que contempla la nostalgia
a la distancia del no retorno. Si, estas son manifestaciones de la belleza
emotiva.
Cuando las bellezas
espirituales, intelectuales y emocionales están en armonía durante una escena,
un capitulo, un personaje, el anime en
general; la mismas poseen genuina belleza.
Si el cuerpo no tiene alma que
le de vida, ¿cómo vive? Si el lenguaje no tiene que
transmitir, ¿qué transmite?
El anime no es tal si su cuerpo
carece de alma.
Los diseños. La animación. El
sonido. El silencio. La música, etc.
Estos son elementos del cuerpo del anime.
Siendo este cuerpo esencia y
forma, también lo son sus elementos.
Si el alma del anime careciera
de su cuerpo, no sería anime.
¿Puede el alma del anime denotar un espíritu de luz o uno de oscuridad sin un cuerpo que los
manifieste?
¿Qué sería de una escena de
acción o una de hermosa incertidumbre, sin un cuerpo que transmita la debida
sustancia?
¿Puede comunicarse un estado de serenidad por medio de los sonidos, si no existe un cuerpo que estimule el sentido del oído?
El anime no es anime si carece
de cuerpo.
Solo en la senda donde deja
sus huellas la armonía es posible el segundo nacimiento. El anime manifiesta
que camina en esta senda cuando su cuerpo y alma están en armonía consigo
mismos y entre si.
La primera fundamental armonía
en el anime, es la del alma
Un anime tiene
rumbo, lógica elemental e interés prolongado cuando lo emocional se
subordina a lo intelectual, mientras los elementos intelectuales cuidan y beben
de los veranos, inviernos, primaveras y otoños.
Las lagrimas de Soujiro Seta.
El estilo narrativo de Cowboy Bebop. El argumento de Hotaru no Haka. Las
ocurrencias de Youhei Sunohara. Estos son ejemplos de cómo lo intelectual
ordena y se impregna de lo emocional.
Un anime produce admiración
mas construye al espectador cuando lo intelectual se embellece y profundiza con lo espiritual. Asimismo, este
último se ordena con los pensamientos, ideas, argumentos y demás elementos que
componen lo intelectual.
Esa sonrisa perseverante y
sincera de Hana. Las joyas de la amistad que nos regala Sakamichi No Apollon.
Aquella entrega paciente y alegre de Kawachi Daikichi . El amor a la familia
con la que nos incendia Clannad. Estos
son ejemplos de cómo lo espiritual construye a lo intelectual.
La segunda elemental armonía
del anime es la del cuerpo. Sin embargo, como sus carencias son mucho menos
numerosas y considerablemente más notables a la percepción del espectador, no
trataremos de ella en este tema.
La tercera fundamental
armonía, es la que se da entre el alma y el cuerpo.
El alma es más sustancial que
el cuerpo, pues los elementos espirituales, intelectuales y emocionales son los
que animan el sonido, el silencio, los diseños, la animación etc. Por esta
razón, para que exista armonía entre ambos, debe el cuerpo subordinarse al
alma.
El segundo nacimiento del
anime ve la luz material cuando se dan las tres fundamentales armonías.
La conmoción y las lágrimas
son un efecto común en el espectador cuando sus miembros abrazan el segundo
nacimiento.
El orden en sí mismo sobrepasa
el entendimiento humano y en general es existencialmente independiente de este.
El espectador no advierte que
lo que el percibe como hermosos gansos que vuelan en el firmamento de sus
sueños, son los males con los que este infecta la realidad.
A diferencia de infecciones
fermentadas por productores, directores, guionistas, escritores, dibujantes, y
demás constructores; los males con los que el espectador infecta el anime, son
en su mayoría de conducta pasiva. Sin embargo, estos resultan elementales para
que los males activos cumplan su absurdo y perverso objetivo. El alma
desfallece cuando Caos la gobierna.
Ocurre que en el alma del
anime:
Si para transmitir emociones y
sentimientos, los constructores no subordinan lo emocional a lo intelectual en
los aspectos elementales; el anime se hace un absurdo.
Si para transmitir ideas, lo
intelectual quiere prescindir de lo espiritual; el anime no solo no construye,
sino que pervierte y oscurece.
Cuando en lo elemental, se
prefiere al cuerpo y no al alma; el anime se convierte en algo superfluo que
habla mucho pero no dice nada.
Cuando todo este caos
gobierna, al despertar el espectador de su sueño, lo sensato de este solo puede
ver una realidad infectada. Un anime absurdo. Una esencia enferma. Un alma
muerta.
Estamos viviendo en los
tiempos en que se da más importancia al cuerpo que al alma del anime. Periodos
en que no se quiere hacer constructivo lo intelectual por medio de lo
espiritual. Temporadas en que se pretende que lo emocional camine prescindiendo
de lo intelectual.
El anime en general no quiere
volar. No quiere construir. No quiere pensar. No quiere ver. El anime ha
perdido su destino.
En las profundidades de los
anhelos y sueños del hombre se encuentra la tierra de Utopía. En el subterráneo
de este lugar hay un gran río de luz que alimenta a Utopía con el orden, la
justicia, el amor, la armonía, la concordia, la paz y el bienestar. En esta
tierra también puede existir el malestar, la imperfección y lo perecedero; pero
siempre se siente minúsculo por la presencia del bien reinante. En esta tierra
las esposas solo pierden a sus maridos en la vejez, cuando después de una vida
llena de dicha están a la espera de felicidades mayores y desconocidas.
El hombre desea ser feliz en
este mundo. Este deseo es lo que hace que sus sueños tengan muchísimo parecido
con la realidad. Sin embargo, la tierra de Utopía puede diferenciarse de un
sueño lleno de bienestar, en que este último puede carecer de los demás
elementos que conforman aquel río de luz.
Por grave que sea la infección
que padece el espectador, este no puede evitar ser vencido por las lágrimas
cuando ve los reflejos de Utopía en las alegrías, resplandores e incendios del
segundo nacimiento.
No sería posible tanta
conmoción, si Utopía no habitara en las profundidades del espectador. Sus
lágrimas al ver el segundo nacimiento en un anime, es una prueba de que lo
trascendente se impone ante las tendencias y modas.
Lo abstracto de las bellezas
de animes que conocieron un segundo nacimiento, fueron vistos desde mucho antes
de conocer la luz material. Los constructores vieron aquel río de luz cuando
cerraron sus ojos.
Es tan grande el mal con el
que el espectador está infectado, que hasta vuelan en los altares de su ser.
Sin embargo, estos males no han llegado a los rincones más profundos del
espectador. Utopía sigue siendo deseada.
En tierras lejanas a Utopía,
aquellas donde el espectador pasa la mayor parte de su sueño, este no puede
evitar sentir tristeza cuando ve la casa que lo conduce a la realidad. No verá
los reflejos de Utopía cuando regrese.
Mientras el espectador siga
viendo a los males infecciosos como hermosos gansos que vuelan en los cielos de
sus sueños, al despertar: seguirá viendo como cada vez quedan menos huellas de
la armonía en aquella senda donde el anime puede conocer su segundo nacimiento.
El espectador del anime no es
más que un minúsculo miembro del Espectador de los Sucesos, quien es parte de
la Humanidad. Esta conoce por su historia
que la misma navega entre la calma y la tempestad. Muchos tiempos de crisis pasaron a tiempos de
bienestar porque se destruyeron muchos esquemas equivocados y mortíferos. Los
tiempos son las personas que viven en el.
El espectador como parte integral
del Espectador de los Sucesos, sabe que un día él anime en general volverá a
recorrer la senda elegida por la armonía. Ese día, los males aunque puedan
disfrazarse de hermosura a la vista del espectador, ya no estarán en los
altares de sus sueños, ni serán tan numerosos.
El espectador no puede evitar
suspirar por Utopía. Este suspiro, esta espera, se hace más presente cuando al
despertar de su sueño se enciende una vela en la oscuridad. Cuando en la senda
donde la armonía deja sus huellas, el cuerpo y el alma del anime se casan y se
aman. Cuando el anime conoce su segundo nacimiento. Cuando vemos los reflejos
de Utopía.